Taller de Bicicletas en Providencia - Ñuñoa - Vitacura - Las Condes

Taller de bicicletas y fabricación de bicicletas: el siniestro caso de las bicicletas mini en Chile

agosto 22, 2020 Off By Kiko Diaz

No es nostalgia, es la comprobación de cómo ha cambiado la forma de fabricación de las bicicletas en Chile. Y sin duda, de la comprobación de cómo y con qué fuerza, los talleres de bicicleta están de vuelta, no sólo para reparar, sino también para montar y fabricar bicicletas muy específicas, a medida del usuario y especializadas según su uso.

Desde un comienzo la fabricación de bicicletas se desarrolló en los pequeños talleres que se dedicaban a la fabricación de carros y carretas de tiro animal. El rápido éxito de las bicicletas, por su economía en relación a los carros de animales, hizo que surgieran los talleres especializados en bicicletas a fines del siglo XIX. Pero del pequeño taller, se saltó junto con la Segunda Revolución Industrial a la fabricación en serie, en líneas de montaje, al igual que los autos de combustión (Henry Ford). Es así, que a partir de la década de los 30 del siglo XX, la fabricación de bicicletas pasó, de los talleres (pequeños y medianos) a talleres muy grandes, que caían en la categoría de fábricas “modernas” en la medida que utilizaban las metodologías enmarcadas en las líneas de montaje. Entonces los talleres que ya no podían competir en precios con la fabricación industrial a gran escala, se orientaron a la reparación, mantención y venta de repuestos para las bicicletas fabricadas en serie.


Y cuál era la situación de la bicicleta en Chile, en relación a este panorama histórico industrial. La mantención de los animales de tiro no era tan costosa, al menos en relación a Europa y las grandes y crecientes ciudades de EEUU. Por tanto el uso y popularidad de la bicicleta era mas bien limitada, y acotada a los centros urbanos más grandes del país. Se puede decir sin exagerar, que prácticamente hasta mediados del siglo XX, en Chile no se fabricaron bicicletas, es decir y al igual que hoy, todas las bicicletas eran importadas. Es probable sí, que algunos repuestos y complementos para bicicletas se hayan fabricado en Chile, pero en talleres y pequeñas fábricas del rubro metalmecánico, pero no especializadas en bicicletas (parrillas, espejos retrovisores, etc.).

Esta situación de casi total dependencia en la fabricación exterior, y obviamente generalizada, no sólo aplicable a las bicicletas, fue cambiando paulatinamente en la segunda mitad del siglo XX y especialmente a partir de la década de los 60’. La implantación de políticas desarrollistas orientadas en la sustitución de importaciones, hizo que se desarrollara por fin, una industria de la bicicleta en Chile. Y aquí nos quedaremos en este breve recuento histórico de las bicicletas en Chile, solo decir que este proceso quedó truncado con la implantación del nuevo modelo económico impuesto en Chile, a partir de la década de los 80.

Al comienzo, puse que no es nostalgia, pero llegados a este punto epocal de la historia de la bicicleta en Chile, casi no puedo sostener lo escrito. Se puede decir que las décadas del 60-70, son los años dorados de la bicicleta chilena, la bicicleta fabricada en Chile.
La primera bicicleta, aquella parte imborrable de la memoria y el corazón, compañera impenitente, la testigo de alegrías y porrazos, aquel pedacito de uno mismo, proyectado en fierro y caucho rodante. La primera bicicleta, el fetiche colorido bajo el Sol recalcitrante del verano austral, ahí nos espera, ya transformada nuevamente en humo de recuerdos, en sales y rocas minerales del desierto de la Patria.

Pero volviendo a lo industrial. Mi primera bicicleta fue de la marca Wilson, era un taller más bien pequeño, no recuerdo la calle, pero sí que estaba en San Miguel. Me la regaló mi querida abuela materna, y claro para la Pascua. Lo curioso y anecdótico, pero representativo de cómo era la fabricación de biciletas, es que la Pascua la pasé sin ella, mas bien como a mediados de enero, en pleno verano ya, fue cuando recién la pudimos recoger por fin, desde el mismo taller. Aún recuerdo ese momento mágico, una bicicleta verde reluciente, literalmente: recién salida de fábrica. Las bicicletas Wilson se fabricaban en caliente, y para Pascua estaban saturados, sobredemandados para su capacidad de producción instalada (como se diría hoy). Es que el pedido lo hicieron muy tarde supongo, y el regalo quedó en la lista de pedidos, y me imagino que fuimos un montón de niños y niñas que soñamos con ruedas y pedales todo el comienzo de ese verano.

Y ya puestos en ese contexto histórico, el taller de bicicletas Wilson, me lo imagino y proyecto tomando aquel momento y lugar, como un taller de fabricación y mantención de bicicletas orientado fundamentalmente a los trabajadores y obreros de los alrededores, especialmente el eje Vicuña Mackenna y a las fábricas textiles (Yarur, Sumar) cercanas a las riberas del canal Sanjón de la Aguada. Entonces aquí surge otro elemento de aquella época, la bicicleta como un juguete o si se prefiere, las bicicletas para niñ@s. Y no es que antes no se fabricaran bicicletas para niños, es que a partir de los sesentas irrumpe la tele, y con ella la cultura juvenil y de masas, lo que se traduce en un montón de nuevas tendencias, y por ejemplo, la bicicleta se transforma en el juguete preferido de los niños. Y entoces llegaron las bicicletas “mini”, como se las bautizó en Chile. Ya no eran las bicicletas de adulto, pero en pequeño formato, adaptadas para los niños, sino que eran una versión nueva y totalmente rediseñadas estéticamente al uso y la moda de las motos del movimiento juvenil de Norteamérica, y que ya venía desarrollándose desde los 50, pero que con el Movimiento Hippie y la película Easy Rider, tocan la cima, al unir las dos ruedas con la libertad que produce el conducir por carreteras interminables. Entonces las bicicletas “minis” para niños de los 60-70 en Chile, representan un giro en la modernidad, pasan de ser un medio de transporte para ir al trabajo -casi exclusivamente para adultos- a un juguete para niños, donde la circulación y el movimiento no tienen ningún sentido productivo. Las bicicletas para niños, son para el paseo y las carreras a ninguna parte, son una evocación diaria a la libertad y la creatividad en el juego de los niños de aquella época, en la que no olvidemos, el homo sapiens pisó la Luna.

Mi bicicleta mini Wilson estaba como objeto industrial, como producto-juguete, en medio de dos bicicletas mini dominantes en esa época, la mini Cic y la mini Oxford. La Cic era el verdadero producto industrial y masivo, existían de muchos colores, pero siempre un solo naranja, un solo verde, etc. Eran muy simples y todas idénticas en su forma y tamaño, un clon que gracias a su sitema para ajustar la altura del manubrio y el sillín, se adaptaban a la talla de cualquier niño o niña. Cualquiera podía manejar la Cic, pues si eran todas iguales. La Oxford en cambio, era compleja, delicada y cara en relación a la Cic. Es que la Oxford tenía cambios, unas palancas extrañísimas en medio de la barra, que generalmente se trababan y se echaban a perder. La Oxford era lo más parecido a lo que tenían los niños en USA, sobre todo su manubrio ancho y el sillín largo y fijo, al igual que una motocicleta. No hay que ser muy agudo, para imaginar que la mini Oxford trató de ser una Harley Davidson en miniatura. Y bueno mi bicicleta mini Wilson estaba ahí, a medio camino entre estas dos colosas, era un patito raro y escaso (que no feo), y a pesar de la sobredemanda del taller que las fabricaba, habían muy pocas. Pero es que las bicicletas Cic se fabricaban por decenas de miles, el producto industrial masivo por excelencia. Y por el otro lado, la Oxford se mostraba como el producto del marketing y la publicidad de la época, sus anuncios con niños felices estaban en todas partes, en las revistas y los carteles gigantes, que te hacían sentir que al ver una, en realidad ya habías visto cientos, pues en la retina quedaba la imagen dominante de esta Harley Davidson en miniatura.

Bueno esta pequeña historia podría seguir, pero lo interesante es ver la relación que hay entre un ingenio para el transporte y el juego, con la economía, las ideas y los valores que le hacen de telón de fondo. Larga vida a la bici!!!